Estuco Veneciano

El estuco se empleó ya en las antiguas Grecia y Roma como base para las pinturas al fresco, algunos de cuyos restos se conservan en Roma y Pompeya. El estuco modelado y coloreado también es característico de las culturas iraníes de los sasánidas e hindúes, con pequeñas variantes técnicas respecto al mundo clásico.

Este material alcanzó sus cotas más espléndidas durante los siglos XVII y XVIII. Tanto el barroco como el rococó decoraron con estuco sus interiores, especialmente en Baviera y Austria, donde los palacios e iglesias presentaban estucos polícromos con infinidad de formas — motivos especulares, columnas pareadas y elaborados altares—. El estuco jugó también un papel importante en la decoración arquitectónica en Inglaterra, pero de una forma menos fantasiosa y exuberante que en el Rococó; alcanza su punto culminante con el arquitecto Robert Adam, quien lo empleó para sus exquisitas ornamentaciones de paredes y techos, en estilo neo clasicista